Nunca suelo invertir demasiado dinero en máscaras de pestañas, ya que es un producto que tiene una vida corta (unos 6 meses) y siempre he pensado que se pueden encontrar buenas máscaras a precios muy razonables (como por ejemplo, muchas de la marca Essence de las que he hablado anteriormente).
No obstante, hace unos meses decidí probar un producto nuevo: la máscara Grandiôse de Lancôme aprovechando que en Primor su precio rondaba los 23 euros (su precio habitual supera los 35, lo que me parece, a todas luces, excesivo).
Ya la había visto anteriormente por varias redes sociales y su diseño me llamaba mucho la atención. Y es que se trata de una máscara de pestañas completamente diferente a las demás: con un tubo más ancho y un cuello de cisne patentado que (en teoría) permite llegar a todas las pestañas de ambos ojos utilizando la misma mano. Además, en el aplicador aparece una rosa negra que me recuerda a la rosa que Bestia (en la película la Bella y la Bestia) tenía bajo una campana de cristal.
Es la primera máscara de pestañas que conozco que viene con unas instrucciones en la caja para saber cómo aplicar el producto. Aquí os dejo una fotografía de los dibujos en los que se explica paso a paso cómo aplicar el rimmel, aunque (si soy sincera) yo apenas les he prestado atención, ya que desde el principio me resultó muy fácil aplicar esta máscara de pestañas de forma natural, pese a que sea completamente diferente a cualquier otra cosa que haya probado hasta la fecha. Y es que las reglas están para romperlas, ¿no es así?
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