No me gusta hablar mal de los productos, pero es cierto que hay algunos que nos decepcionan o que no cumplen las expectativas que teníamos antes de comprarlos. Afortunadamente, no son muchos, pero aquí va una pequeña lista de aquellos que, lamentablemente, me han decepcionado.
El primero de ellos es una brocha y no precisamente barata. Se trata de la brocha Powder and sculp de la marca Charlotte Tilbury (40 euros). El diseño es precioso y la forma perfecta: no demasiado grande, por lo que se adapta genial a la zona de los pómulos para hacer el contorno o para aplicar ligeramente el polvo. ¿Cuál es el problema entonces? Que suelta pelo, algo que me parece un crimen en una brocha de tan alta gama como esta. La he lavado ya varias veces y el problema no se ha solucionado, por lo que apenas la utilizo. Ya he leído más reseñas de personas a las que les ha sucedido lo mismo con esta brocha, por lo que no se la recomendaría a nadie.
El segundo en entrar en esta lista es un labial de la marca australiana Lipstick Queen y, precisamente, uno de sus más famosos: el Frog Prince. Pertenece a ese tipo de labiales que cambian de color adaptándose al pH de la piel. Y es que, pese a ser un labial verde, deja sobre los labios el perfecto tono rosa para cada persona. Pues bien, en mi caso apenas detecto ningún color una vez aplicado el labial. Es cierto que tengo los labios muy pigmentados, pero el color es casi imperceptible. Es cierto que el labial es de muy buena calidad y eso se nota, ya que es muy hidratante en los labios. Es por eso que lo estoy usando para ir al gimnasio o cosas así, más como un bálsamo que otra cosa, pero no merece la pena gastarse los más o menos 25 euros que cuesta este pintalabios si al final nos vamos a encontrar con un cacao caro.
Si habéis leído alguna de mis entradas anteriormente, sabréis que The Ordinary es una de mis marcas favoritas en cuidado facial. Tanto es así, que todos los productos que he probado me gustan, con una excepción: el aceite virgen 100% orgánico de flor de espino. Y no es que no me guste su composición o que no le vaya bien a mi piel... es que simplemente no se puede aplicar por su color: un anaranjado tan intenso que te hace parecer un personaje de Los Simpsons. En principio, lo usaba por las noches, pero acababa manchando las sábanas, de forma que ahora lo uso por las mañanas, pero sólo cuando sé que en unas horas no voy a salir de casa ni me va a ver nadie. Y esto es así porque el tinte de este aceite no es absorbido por la piel, sino que te lo tienes que retirar bien lavándolo con agua para quitar ese color amarillento.
Ahí podéis ver el resultado de la aplicación de ese aceite sobre la piel. En teoría es un aceite con múltiples beneficios y propiedades para la piel, pero su dificultad de aplicación hace que para mí entre en esta lista de decepciones.
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